La armonización de los refrescos con los alimentos se basa en el equilibrio, a partir de los principios de la similitud, el contraste y la complementariedad. Se trata de que tanto la comida como la bebida refrescante con que se acompañen se potencien mutuamente.
En la actualidad, dada la gran variedad de bebidas refrescantes de diversos sabores y que combinan distintos ingredientes, las posibilidades son infinitas.
- La cola remite a una gastronomía de sabores potentes. Su dulzor acaramelado y su capacidad para estimular la percepción a través de su acidez, así como la propiedad del gas carbónico de limpiar las papilas gustativas antes del siguiente bocado, la hacen compatible con carnes y patés.
- La naranja, por el predominio de lo dulce sobre lo ácido y por sus fuertes notas cítricas, es compatible con los sabores fuertes como vinagretas o ensaladas. También combina con postres de frutas.
- El limón, al tener una acidez fresca, se identifica y fortalece con sabores intensos, por lo que armoniza bien con pescados fuertes y con dulces.
- La tónica, por sus toques amargos encaja a la perfección con frutos secos, aceitunas, ahumados, conservas o frituras de pescado.
- La gaseosa se caracteriza por sus matices cítricos, una acidez moderada y un suave sabor a lima, por lo que combina con salsas picantes, frutos secos salados, arroces al horno, pasta, etc.
- El bitter, con un predominio del sabor amargo, así como su original y compleja combinación de aromas herbáceos, combina con frutos secos, aperitivos, alitas de pollo.