Memoria 2020

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Carta del Presidente

Cuando asumí la presidencia de la Asociación de Bebidas Refrescantes a las puertas del 2020, mirábamos con ilusión el inicio de un nuevo año, en el que cumplían muchos de nuestros compromisos, y el de una nueva década llena de oportunidades. Estábamos convencidos de que debíamos responder a los desafíos y al reto de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 de las Naciones Unidas.

Pero la inesperada irrupción del COVID-19 ha trastocado nuestra sociedad y ha afectado a los distintos sectores empresariales, incluido el nuestro. Las circunstancias excepcionales que han marcado el año no deben anclarnos en el análisis retrospectivo sino llevarnos a poner la vista en el futuro y en la recuperación, tratando de aunar el desarrollo económico, social y ambiental.

A pesar de las consecuencias negativas, esta crisis también representa una oportunidad ya que ha conseguido elevar aún más el debate sobre la necesidad de avanzar hacia un modelo más sostenible, algo que ya estaba arraigado en nuestro sector y que se ha puesto de manifiesto en esta situación. Nuestras empresas han reorientado sus programas de responsabilidad social y desde la Asociación impulsamos la creación de la plataforma “Juntos con la hostelería” para ayudar a estos establecimientos y también apoyamos iniciativas dirigidas al pequeño comercio, todos ellos muy afectados por la crisis. Y nos hemos marcado nuevos objetivos en línea con los ODS.

Y en medio de la incertidumbre provocada por la pandemia, donde lo fundamental debería ser que las administraciones y empresas aunáramos esfuerzos, el cierre de este convulso 2020 ha estado marcado por la propuesta de subir el IVA a las bebidas azucaradas y a las edulcoradas. El anuncio ha reavivado el debate sobre la idoneidad de este tipo de medidas, más aún en un momento crítico marcado por una caía significativa de las ventas, por el parón del turismo, el cierre y las restricciones a los establecimientos de hostelería.

Al margen del objetivo de recaudar, los impuestos que afectan a alimentos y bebidas se han mostrado ineficaces, regresivos y afectan especialmente a las clases más desfavorecidas, que además son las más golpeadas por la crisis. Aumentar los impuestos a productos universalmente consumidos, no contribuirá a mejorar la situación económica sino que, al contrario, aumentará la presión a las empresas y frenará la recuperación. Por eso ha provocado el rechazo de toda la cadena alimentaria, incluyendo agricultores, industria, distribución y hostelería.

Nuestro sector lleva años trabajando en compromisos voluntarios en distintos ámbitos. Hemos hecho una importante apuesta por la innovación para responder a las demandas del nuevo consumidor, buscando alternativas para reducir el azúcar y mantener el sabor de los productos, y ofreciendo más bebidas bajas o sin calorías.

Creemos que es posible un futuro mejor pero eso no pasa por aumentar la presión fiscal sino por el compromiso y el trabajo conjunto. Las empresas de bebidas refrescantes somos conscientes de la necesidad de avanzar hacia un crecimiento sostenible, ético y comprometido con las personas y el entorno. Estamos convencidos de que ese es el camino a seguir, tal y como se refleja en esta memoria anual.

Juan Ignacio de Elizalde